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¿Empate técnico? Análisis del error de las Encuestas en Ecuador


Eugenio Juliá Tarno, Especialista en Opinión Pública.

El domingo 13 de abril de 2025, Ecuador celebró la segunda vuelta de las elecciones presidenciales entre Daniel Noboa y Luisa González. A pesar de que las encuestas previas al balotaje pronosticaban un empate técnico, los resultados oficiales arrojaron una victoria clara de Noboa con el 55.6% de los votos frente al 44.3% de González, una diferencia de casi 12 puntos porcentuales y casi 1.2 millones de votos. Esta discrepancia significativa ha despertado cuestionamientos sobre la precisión de los estudios de opinión y ha motivado un análisis de fondo sobre sus limitaciones, supuestos metodológicos y contexto sociopolítico. En este artículo se abordan los principales factores que podrían explicar este desajuste entre las proyecciones demoscópicas y los resultados electorales.


  1. Polarización y Voto oculto 

En contextos de alta polarización y desconfianza hacia los actores políticos y mediáticos, muchos votantes prefieren no revelar su intención de voto o directamente rechazan participar en encuestas. Este sesgo puede afectar gravemente la representatividad de los estudios. A ello se suma la creciente percepción pública de que algunas encuestadoras están alineadas con determinados intereses políticos, lo que podría influir tanto en el diseño muestral como en la interpretación de los resultados.


  1. Indecisos

Otro factor relevante fue el peso de los indecisos. Con casi un 9% del electorado aún sin decisión a pocos días del balotaje, el tramo final de la campaña fue decisivo. Noboa logró capitalizar ese segmento gracias a su exposición institucional como presidente en funciones y a una estrategia digital agresiva dirigida a sectores jóvenes. La narrativa de orden y gobernabilidad también pesó sobre el electorado que buscaba estabilidad ante una situación de inseguridad y crisis económica.


  1. Inseguridad y zonas de difícil acceso

Un punto crítico señalado por expertos es la dificultad para realizar trabajo de campo en zonas con alta conflictividad y violencia. La inseguridad, especialmente en regiones controladas por el crimen organizado, impide el libre desplazamiento de encuestadores y encuestadoras, lo que limita la cobertura territorial de los estudios. Esto puede haber provocado que las muestras no reflejaran adecuadamente el voto en parroquias con altos índices de violencia, donde el comportamiento electoral podría haber sido decisivo. Esta condición estructural del contexto ecuatoriano contribuye a explicar por qué algunas regiones fueron subrepresentadas o directamente omitidas en las mediciones.


  1. Limitaciones metodológicas, politización e inexperiencia

Otro aspecto señalado por especialistas es el uso de encuestas a boca de urna (exit polls) por parte de firmas con poca experiencia técnica. Muchas de estas empresas aplicaron metodologías deficientes, con muestras reducidas o no representativas a nivel nacional. Por ejemplo, la firma TelcoData pronosticó un 51.2% para Noboa y un 48.8% para González, mientras que CorpMontPubli proyectó un resultado inverso: 48% para Noboa y 52% para González. Estas discrepancias evidencian no solo limitaciones técnicas, sino también una falta de estándares mínimos para la proyección confiable de resultados el día de la elección. 


Muchas de estas empresas aplicaron metodologías deficientes, con muestras reducidas o no representativas a nivel nacional, lo cual agravó la brecha entre las estimaciones ofrecidas durante la jornada electoral y los resultados finales. En un contexto de alta fragmentación del sistema de partidos, baja institucionalización y desconfianza generalizada, estas deficiencias metodológicas se combinan para producir un margen de error significativamente mayor al esperado.


La diferencia entre los sondeos y los resultados oficiales en la segunda vuelta presidencial de Ecuador revela una combinación de factores: decisión tardía, voto oculto, posibles sesgos metodológicos y, especialmente, una creciente desconfianza hacia las encuestadoras. Más que un error técnico aislado, lo ocurrido expone una crisis de credibilidad en la demoscopía en un contexto de alta polarización política, violencia e inseguridad.


 
 
 

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